Seguimos con más novedades en el campo de la investigación alimentaria. Un reciente estudio puede dar una explicación plausible a la tendencia de los humanos por ingerir alimentos ricos en grasas. Todos hemos vivido la incapacidad de comer tan solo una patata frita. Investigadores han observado que cuando se ingieren alimentos muy grasos nuestro propio cuerpo secreta enodocannabinoides, sustancias similares a las presentes a la marihuana, y que despiertan más apetito.
Aunque puede parecer un mecanismo desconcertante, la verdad es que tiene todo el sentido del mundo en términos evolutivos: se trata de una estrategia que tenía nuestro cuerpo para ingerir el máximo de grasas posibles para hacer frente a las épocas de escasez de alimentos. Hoy en día este mecanismo se nos vuelve en contra, pues disponemos de un abanico inacabable de alimentos grasos, lo cual hace que padezcamos innumerables enfermedades.