La cafeína, teína o guaranina es un alcaloide de la familia de las metilxantinas que se encuentra en la naturaleza en las semillas de café, cacao (chocolate), cola, en las hojas del té y en la guaraná. Descubierta en 1819 por Ruge y descrita en 1821 por Pelletier y Robiquet, este polvo blanco (cuando se encuentra en estado puro) es bien conocido por sus características, que describiremos a continuación, y su intenso sabor amargo.
La cafeína presenta varios efectos a nivel de los sistemas cardiovascular, respiratorio y gastrointestinal, al ser ingerida. Es un diurético, estimula el sistema nervioso central y las pulsaciones del corazón y puede causar la relajación de algunos músculos. Adicionalmente, también actúa a nivel de los músculos esqueléticos estimulando diferentes procesos entre los cuales destacamos la glucogenólisis y lipólisis (degradación de glucógeno y lípidos musculares, respectivamente). Por lo tanto, metabólicamente hablando, la cafeína incrementa la síntesis de glucosa en el organismo (lo que incrementa la capacidad muscular de trabajo) y el metabolismo basal, así como la secreción de jugos gástricos a nivel estomacal y de intestino delgado.
La cafeína se absorbe en tan sólo unos 5 minutos después de su ingesta (dependiendo de cómo y junto con que se consuma) y llega a su nivel máximo en sangre a los 30 minutos. Principalmente, tiene un efecto de disminución de la fatiga, pero si se consume en cantidades muy elevadas puede provocar una serie de efectos indeseados o incluso una intoxicación. Sus síntomas son: insomnio, nerviosismo, excitación, cara rojiza, aumento de la diuresis y problemas gastrointestinales. En algunas personas los síntomas aparecen consumiendo cantidades muy pequeñas, como 200mg por día. Con ingestas superiores a un gramo al día se pueden llegar a producir contracciones musculares involuntarias, mareos, arritmias cardíacas y agitaciones psicomotrices. Podríamos afirmar que los síntomas de la intoxicación con cafeína son similares a los del pánico y la ansiedad generalizada. Para hacernos una idea de estas cifras, una taza de café contiene unos 100mg de cafeína. El café descafeinado, en España, debe contener una cantidad de cafeína no superior al 0,3% de estas cifras. Farmacológicamente, la cafeína se puede conseguir también en píldoras estimulantes de hasta 200mg.
Se han realizado muchos estudios en relación a los efectos de la cafeína sobre la salud y, más específicamente, sobre varios procesos fisiológicos que tienen lugar en nuestro organismo. Muchos de ellos no sacan conclusiones concretas, pero los más recientes aclaran muchas dudas. A continuación se presentan algunos de los más relevantes y que pueden ser de mayor interés:
LA CAFEÍNA Y LA ABSORCIÓN DE CALCIO
La cafeína aumenta ligeramente la cantidad de calcio excretada en orina, por lo que un consumo excesivo puede llegar a provocar alguna deficiencia de este mineral en los huesos. Sin embargo, los estudios más recientes confirman que el consumo de cafeína no es un factor de riesgo especialmente determinante a la hora de padecer osteoporosis, sobre todo en personas (especialmente mujeres) que consumen calcio en cantidades adecuadas. Ahora bien, es recomendable asegurarse de que los niveles de calcio son aceptables y, en caso contrario, actuar en consecuencia sobre la ingestión de cafeína.
LA CAFEÍNA, EL COLESTEROL Y EL CORAZÓN
Numerosos estudios realizados han dado resultados diversos en cuanto a si el consumo de cafeína aumenta o no el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, e incrementa o no los niveles de colesterol. Algunos de los resultados positivos determinan que la incidencia de ataques al corazón en hombres que toman 5 o más tazas de café al día es 2,5 veces más elevada que los que no toman café. Esto se ve también influido porqué el consumo alto de cafeína aumenta significativamente los niveles de colesterol en sangre, en especial los niveles de colesterol LDL (o colesterol malo). Por otra parte, el consumo de cafeína, junto con medicamentos, sí puede aumentar el ritmo cardíaco y ser peligroso para la persona, por lo que se debe evitar. Lo más recomendable es que las personas con enfermedades coronarias limiten su consumo de café a 1 o 2 tazas diarias.
LA HIPERTENSIÓN Y LA CAFEÍNA
En contra de lo que se cree, la cafeína no causa hipertensión crónica ni tampoco un aumento persistente de la presión sanguínea. Aquellas personas que son más sensibles a los efectos de la cafeína pueden experimentar un breve aumento de la presión arterial, pero que no dura más de unas horas. Los estudios demuestran que cualquier aumento de la presión sanguínea es moderado y mucho menor al que se experimenta cuando se suben unas escaleras. Ahora bien, es aconsejable que las personas hipertensas consulten a su médico sobre el tema.
LA CAFEÍNA Y EL CÁNCER
Después de mucha polémica, mitos y creencias, ya existen estudios científicos que demuestran que la cafeína no incrementa el riesgo de padecer la mayoría de tipos de cánceres, aunque no se han realizado estudios sobre todos los tipos.
EL CAFÉ Y EL EMBARAZO
EL CAFÉ Y EL EMBARAZO
Ha habido también mucha confusión al respecto de este tema. Los datos más recientes indican que el consumo moderado de cafeína es inocuo tanto para la mujer como para el feto. Otras investigaciones recientes demuestran que no existe relación entre la ingesta de esta sustancia y los abortos naturales o el crecimiento anormal del feto. No obstante, siguen sin quedar claros los efectos en dosis elevadas, por lo que se recomienda a las mujeres embarazadas moderación en su consumo.
LOS NIÑOS Y EL CAFÉ
Según se ha visto, los niños tienen la misma capacidad de asimilar la cafeína que los adultos, sin alterar significativamente su grado de hiperactividad. En niños sensibles, sin embargo, el consumo elevado de cafeína puede provocar los efectos descritos previamente.
LA CAFEÍNA Y LAS ALERGIAS
Algunos informes recientes indican que la cafeína puede resultar útil en el tratamiento de reacciones alérgicas debido a su capacidad de reducir la concentración de histaminas. Desde hace tiempo, se sospecha que la cafeína es beneficiosa para quienes padecen asma, aunque faltan estudios precisos que lo corroboren.
LA CAFEÍNA Y EL DEPORTE
Como ya hemos comentado, la cafeína presenta unos efectos que pueden tener una incidencia muy directa sobre la práctica y el rendimiento deportivo. Estudios afirman que dos tazas de café una hora antes del ejercicio pueden retrasar la fatiga y prolongar el rendimiento en deportes que duran una hora o más, sobre todo si estos son de tipo aeróbico. Esto es debido a que la cafeína ayuda a utilizar los ácidos grasos del cuerpo como energía y conservar así las reservas limitadas de glucógeno (consumo prioritario de grasas, que se puede ver como un efecto beneficioso tanto en lo referente al rendimiento como a la hora de realizar un ejercicio con la intención de perder peso) y, al mismo tiempo, facilita la degradación de glucógeno para obtener glucosa, fuente de energía directa para nuestro organismo.
LA CAFEÍNA Y EL SISTEMA NERVIOSO
Multitud de estudios corroboran que la ingesta moderada de cafeína incrementa los niveles de alerta del individuo y el rendimiento intelectual a corto plazo. No se han descrito, pero, más efectos a largo plazo.
LA CAFEÍNA Y LA ADICCIÓN
Y, finalmente, la pregunta que muchos nos hacemos... ¿es la cafeína una sustancia aditiva? A diferencia de lo que mucha gente cree, la cafeína no causa adicción. Al disminuir mucho el consumo regular de cafeína, algunas personas pueden padecer dolores de cabeza, fatiga y somnolencia, pero estos síntomas no suelen persistir más de un día y pueden prevenirse reduciendo el consumo de cafeína de manera regular.
Escrito por Dani Conill
Diplomado en Nutrición Humana y Dietética.