Cada año sucede lo mismo: cuando llega el buen tiempo las librerías, revistas e Internet bombardean a la población con supuestos métodos revolucionarios que ayudan a perder peso sin dificultades. ¿Y por qué en esta época? Creo que es bastante obvio: la gente quiere lograr una mejor apariencia de cara a los meses de verano. Los autores de estos métodos lo saben, y se lucran con ello. Sólo por ejemplificar el gran negocio económico que son estas dietas, comentar que durante estos meses del año los libros más vendidos en el apartado “no ficción” siempre son los que tratan de milagrosas dietas para el verano. Lo más divertido y penoso a la vez es que cada primavera se pone de moda una de estas dietas, la cual se contradice con la del año anterior y se contradecirá con la del año venidero. Parece ser que esto no importa, porqué cada año estos libros son el top ventas. La gente seguidora de estas dietas defiende el tratamiento de esta temporada hasta la muerte, pero parece ser que de un año para otro ha cambiado su forma de pensar y lo que funciona es otra cosa, y al año siguiente más de lo mismo.
Delante de estos atentados a la razón y la lógica, hoy quería centrarme en cómo identificar una “dieta mágica”. Según la Asociación Americana de Dietética y la Asociación Española de Dietistas-Nutricionistas, las características de las dietas fraudulentas o de los métodos fraudulentos para perder peso, son, entre otras:
- prometen resultados rápidos
- prometen resultados mágicos
- prohíben el consumo de un alimento o grupo de alimentos
- contienen listas de alimentos "buenos" o "malos"
- exageran la realidad científica de un nutriente
- aconsejan productos dietéticos a los que se atribuyen propiedades extraordinarias
- incluyen relatos, historias o testimonios para aportar credibilidad
- contienen afirmaciones que contradicen a colectivos sanitarios de reputación reconocida.
Además, estas dietas son desequilibradas y restrictivas, la cual cosa puede llevar a los practicantes a alguna alteración de la salud. Y es por este motivo que, en mi opinión, todo este mercado de dietas milagro debería estar mucho más regulado por las autoridades sanitarias.
Así que ya sabes, si en el futuro te encuentras con una nueva dieta, comprueba que no siga ninguno de los puntos antes mencionados, contrasta la información subministrada y consulta a tu nutricionista de confianza.
En el siguiente enlace podréis leer más acerca de la archiconocida “operación bikini”, que desde el punto de vista de dos nutricionistas puede ser una buena excusa para preocuparse por la alimentación y la salud, siempre y que no se haga usando las susodichas dietas mágicas, las cuales, como bien describen, pueden ocasionar serias repercusiones (refiriéndose sobretodo a la dietas con alto contenido de proteínas que están ahora tan “de moda”).